Se dice que un material es “buen conductor” cuando ofrece poca resistencia al paso de la electricidad.
Sin dudas, los mejores conductores son el oro y la plata, pero su alto costo hace que no resulten los más utilizados en equipos industriales o para el hogar.
Por esa misma razón, hoy el 60% del cobre que se extrae a través de la minería se destina a ese uso.
Un ejemplo: las redes de alimentación de alta, media y baja tensión utilizan cobre.
Otro caso: en las instalaciones eléctricas de edificios de oficinas y departamentos, el cobre también es el conductor preferido por su ductilidad, fuerza, seguridad y resistencia a la corrosión y a la tracción.
Así mismo, ese metal es un estándar en motores y transformadores empleados en la industria manufacturera, en el transporte y en los electrodomésticos.
En los alambres y en los cables
Tanto en las telecomunicaciones como en la energía, el alambre de cobre es aceptado mundialmente.
El cobre combina conductividad y alta ductilidad: esto hace que se lo pueda producir en diámetros tan pequeños que otros metales no soportarían sin romperse.
Así mismo, tiene la ventaja de poder soldarse. Con ello, se logran conexiones más económicas y durables.
En cuanto a los aislantes, es compatible con los materiales modernos, si bien por su buena resistencia al óxido se lo puede usar sin necesidad de protección superficial.
En las bobinas y polímeros de los cables de suministro de energía, se lo aísla con lacas y barnices.
Las lacas hacen que el espacio entre los cables sea muy pequeño y resulte más compacto. Y ello facilita el obtener un mejor rendimiento de las bobinas de transformadores y estranguladores –los dispositivos que permiten el paso del aire en los carburadores–. Sigue leyendo